Batman “El caballero de la noche”

Publicado: enero 23, 2009 en Ensayos
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Las películas de Nolan me dejan la sensación de que es necesario volver a verlas, que queda un resto, que nos hemos perdido de una pista, una línea, una forma fundamental; en síntesis, nos incomodan y no concluyen. Este formato es un tanto extraño para una película de acción de Hollywood, no sólo por cuestiones comerciales harto referidas, sino por lo que culturalmente esto implica, las de Hollywood se me aparecen como fórmulas repetidas según las cuales releemos una trama que ya nos ha sido narrada de la misma manera y que nos produjo un cierto goce, que releemos una y otra vez en cada versión de esa misma historia. Aún admitiendo -como algunos autores afirman- que todas las historias han sido ya contadas, lo que se modifica es la forma en que pensamos esas mismas temáticas que reaparecen una y otra vez. En ese sentido, creo que Nolan actualiza las problemáticas de Batman en función del mundo nuevo al que asistimos.

Me pregunto ¿qué es lo gótico para nosotros? El término Gótico deviene de los godos, tribu del este de Alemania que se extendió tras la caída del Imperio Romano de occidente y que fue considerada contemporáneamente a ese hecho como bárbara y atrasada. Según esta primera acepción, que tuvo cierta vigencia hasta la actualidad, lo gótico conservaría como herencia una connotación peyorativa. En algún sentido la ciudad Gótica de Batman es opuesta al modelo de ciudad griega, basada especialmente en la polis ateniense, en el ciudadano y la política. Pero ciudad gótica no es ya tampoco la ciudad medieval, es una ciudad gobernada por las mafias y los criminales, donde no prima la ley ni las instituciones, es la ciudad de los negociados oscuros, de la delincuencia y la locura. La Gotham de Nolan conserva este espíritu, aunque sus sentidos han sido actualizados a las problemáticas políticas de la urbanidad que provocan fuertes debates por estos tiempos, tratadas según una mirada psicologista de un orden, una justicia y una ética discutidas en la película a través de los personajes en un nivel altísimo de tensión.

Existió de todas formas cierta revalorización del término Gótico, especialmente tuvo giro inesperado a partir de una corriente propulsada e inspirada por Horace Walpole durante el siglo XVIII en Reino Unido. Walpole, hijo de un parlamentarista británico, fue un escritor marginal en su época, aunque junto a Sade, también uno de los principales críticos del pensamiento clásico. Su narrativa se ha considerado uno de los antecedentes del género fantástico, especialmente, mezclando elementos góticos con el absurdo, y siempre en concordancia con un desternillante sentido del humor e infinidad de elementos exóticos. Walpole compró Strawberry Hill, una pequeña granja con una gran vista sobre el Támesis, en una carretera principal aledaña a Twickenham, cerca de Londres. Aparte de querer usarla como residencia de verano, intento remodelarla para ir transformándola en un castillo del estilo gótico francés con cuantos fragmentos góticos ( artefactos medievales) se pudieran encontrar a precio barato. Una de las dificultades de querer convertir Strawberry Hill en un «castellino», era que Horace no era ni arquitecto ni anticuario, aun cuando era un experto en antigüedades. Su interpretación de la forma para crear el castillo se limito a lo que atraía a la visión. Siempre en construcción, decorada con todo tipo de artefactos medievales, Strawberry Hill iba siendo modificado: de un pequeño cottage, creció en una larga y arrellanada concatenación de habitaciones, y cada una de ellas, era objeto de entusiasmo de Horace a medida que iban tomando forma.El resultado final fue una monstruosidad de diseño, pero aparentemente con encanto. Lo importante de Strawberry Hill es que por primera vez alguien derrochaba entusiasmo con la vida y artefactos de la Edad Media, dándole a la palabra gótico nuevos significados como audacia, heroicidad, encanto, romanticismo, siendo que antes de Horace, gótico era sinónimo de rudeza, barbarie, falta de gusto.
Una ciudad gótica debería entonces gozar de personajes excéntricos, heroicos y románticos, especialmente un caballero que hiciera en aquél broquelado sin gusto una marca de distinción y estilo.

La narrativa de Walpole también da impulso a la novela Gótica con la publicación de El castillo de Otranto. Desde ese momento, el término pasaría a estar más relacionado con lo sobrenatural, el horror, la morbosidad y la oscuridad. La literatura se caracterizó por la pasionalidad con la que fue escrita y además su suntuosidad temática, como la de Lord Byron, uno de los principales representantes de este género así como William Blake y Percy Shelley, personajes relacionados con el Romanticismo. La novela gótica estableció mucha de la iconografía de la literatura y el cine de horror posteriores, como la aparición de cementerios, castillos o iglesias en ruinas, fantasmas, vampiros, pesadillas, familias maldecidas, seres enterrados vivos y tramas melodramáticas.

Pero actualmente, al menos en la cultura occidental, lo sobrenatural ha sido reemplazado por la locura (y esta distinción se observa particularmente en las películas de terror japonesas y norteamericanas). Y esto no es original. Es una de las problematizaciones que surgen en la historia de lo Otro durante la modernidad, con la aparición de las ciencias humanas, luego de constituirse el hombre en objeto de estudio y sujeto de conocimiento, ante la aparición de la autoridad moral y legítima del poder médico y tras haberse establecido una distinción en las instituciones de encierro entre los locos y los criminales comunes. La institución ubicada en el centro de la visibilidad en Gotham no es la cárcel, la alcaldía. ni la iglesia, sino Arkham, el manicomio. Pero la trama no se desarrolla en el encierro, sino afuera, en la calles, en los pliegues de las sombras de la ciudad. La oscuridad ya no será la del reinado de los seres inmateriales o sobrenaturales, la noche será gobernada por hombres cuyos dramas y la propia ciudad corrupta habrán fabricado desequilibrando sus mentes y destrozando sus vidas. A diferencia de los japoneses cuyos monstruos, ese ruido de fondo de la naturaleza que expresa las marcas de las diferencias, son seres espirituales con poderes que trasgreden las leyes de lo que para nosotros es natural; el monstruo norteamericano, que no deja de generar cierta fascinación y encanto, es el psicópata. Y en la Batman de Nolan el Guasón encarna quizá una versión romantizada de esa figura.

Los cambios en la concepción de la penalidad y la locura, expresados en la literatura a través del género policial del que Batman se encuentra fuertemente influenciado, se observan en la visibilidad que cobra la vida de los hombres infames. A partir del relato que las familias hacían de la vida de estos hombres se exigía en Francia al rey su encierro. Con el tiempo estos criminales pasaron a ser protagonistas de muchas novelas o nuevos tipos de villanos, en algunos casos también romantizados. Por otro lado, el villano gótico se convertiría en el héroe Byroniano, personajes de elite cuyas conductas fueron reprobadas socialmente y por ello estas figuras aparecían como duramente castigadas y segregadas por la plebe y la burguesía en ascenso. El villano paradójico gótico más famoso es el vampiro, y su arquetipo es Drácula, según lo describió la novela homónima de Bram Stoker, en la que Drácula era un monstruo, y que luego se haría famoso gracias a la influencia de las películas de terror por las que habría devenido en un héroe romántico.
Batman podría considerarse un vampiro humanizado que pretende cierta superación de lo humano a partir del desarrollo del ensamblaje de su cuerpo y mente con el poder económico y tecnológico. Su condición económica, social y política, perteneciente a una suerte de aristocracia moderna, y su sentido particular de protector y justiciero, amortiguan los juicios morales a la vida libertina de Bruno Díaz y sus trasgresiones a la ley. Este personaje, y más claramente en la película de Nolan, es un empresario multimillonario, que combina el dandismo de la cultura empresarial norteamericana, el estilo de la aristocracia británica y los recursos de inteligencia y tecnología de las megacorporaciones actuando junto al poder de policía. Pero por más que el Guasón quiera asociarlo a sí, Batman se delimita de este reservorio de criminales sobre los que es preciso conjurar, aunque sólo exista por ellos. El Batman de Nolan anhela que reine la política en Gotham, pero la ciudad no está preparada para eso aún y, en el fondo, también es dubitativo con abandonar su condición de guardián ilegal, legítimo, de la ciudad. Batman es presentado como responsable, o un engranaje más, y por qué no una causa, de la máquina que es Gotham. La pregunta no resuelta es ¿cuán posible nos es liberarnos de los efectos de su funcionamiento, uno que, acarrea la muerte de la política?
Los villanos podríamos pensarlos asociados en este film a la corrupción de las almas y las mentes de los hombres a causa de los efectos de la propia ciudad. El Guasón representa para Nolan algo distinto, el caos, una concatenación de fuerzas incontrolables provocadas por la criminalidad, la falta de esperanza, la pobreza, las mafias, la ineficacia del poder político y la difusión de la locura, pero que no se encuentra en el nivel de la criminalidad común, no tiene como propósito el dinero o el poder, es movilizado por un sin sentido, una fuerza que alienta al desorden, pero no a cualquier desorden, sino al que está vinculado a la aparición del espectáculo de la delincuencia, de las mutilaciones, asesinatos, una fiesta de justicias personales, de la justicia que el Guasón considera existe en el caos y el azar y que ejerce a través de la violencia de su verdad sobre la humanidad. El Guasón demostraría a través de Dos Caras que la justicia no existe, en la medida que Dos Caras, luego de descreer de la ley de la que antes del asesinato de un ser amado había sido un defensor incondicional- cree descubrir también que lo que más se acerca a la justicia es una decisión resuelta por el azar.

Sobre esta triada en tensión compuesta por Batman, el guasón y el vértice que los triangula que es Dos caras se desenvuelven los principales conflictos presentes en la película, que emergen en un espacio particular, una ciudad gótica amenazada por un villano que demostraría los límites y los problemas que nos plantea el fracaso de un orden, según la ley, las instituciones y la democracia en las ciudades del mundo actual, ante la criminalidad, los negociados y las mafias, pero también del poder económico , empresarial y tecnológico del cual emerge nuevos protectores que, siguiendo una ética particular y junto al poder de policía que también está viciado, deben intentar resolver estas cuestiones trasgrediendo asimismo ese régimen, uno que por otra parte aparece como algo preferible a construir, pero cuya voluntad por imponerse no cesa de fracasa una y otra vez.

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